Vaca liberada de su encierro está tan asustada que empieza a llorar
Cuando una granja lechera cierra sus puertas, el destino de las vacas está sellado. Si no pueden llevarlas a otra granja (o si esa opción es muy cara), normalmente las cargan en un camión y las llevan directas al matadero. Por un momento, parecía que esto era lo que le iba a pasar a Emma. La granja donde había pasado toda su vida produciendo leche estaba a punto de cerrar sus puertas para siempre.
Emma compartió el destino de muchas otras vacas que son alimentadas para producir leche a gran escala. Las vacas solo pueden producir leche cuando están preñadas o cuando acaban de tener un ternero. Los pequeños son separados de sus madres justo después de nacer y la leche que sus madres producen es vendida por la industria alimentaria. Esta separación es muy traumática para los animales y, lo que todavía es peor, no se hace solamente una vez. Las vacas lecheras pasan por este proceso una y otra vez durante todos los años que pueden producir leche.
Después de años separándola de sus terneros y produciendo leche para el consumo humano, parecía que Emma iba camino del matadero para que su carne se pudiera utilizar también para consumo.
Sin embargo, por suerte existe una organización especial llamada "Kuhrettung Rhein-Berg - Lebenshof für Tiere" que se dedica a rescatar vacas. Esta organización tiene un refugio donde estos animales pueden vivir hasta sus últimos años de vida en un ambiente seguro. Antes de que Emma fuera llevada al matadero, este grupo la compró a su granjero, la recogió y la llevó hasta la seguridad de su refugio. Pero el verdadero final feliz todavía estaba por llegar:
Cuando estaban metiendo a Emma en el remolque, el animal no entendía lo que estaba pasando y se asustó tanto que comenzó a llorar. Cuando llegaron al refugio, la llevaron hasta el pasto donde las otras vacas estaban pastando tranquilamente. Emma había pasado la mayor parte de su vida en un pequeño compartimento y le costó un rato hasta que se acostumbró a sentir la hierba debajo de sus patas. Al final, se atrevió y empezó a andar en dirección a sus nuevas amigas.
Las otras vacas rescatadas sintieron curiosidad y se acercaron a Emma para oler su hocico en señal de amistad. En este punto, Emma comenzó a relajarse cuando se dio cuenta de que todo iba a salir bien.
Poco después Emma estaba corriendo feliz por el pasto junto con sus nuevas amigas. Como los caballos, las vacas van en grupos y les gusta sentir el contacto con sus compañeros. Una vida como prisioneras en un pequeño compartimento de un establo en una granja es muy dura para estos animales y es especialmente doloroso el momento en el que las separan de sus crías.
Si quieres ver cómo fue el viaje de Emma hacia la libertad, tienes que ver este video.
Es maravilloso que el destino de Emma haya tenido este giro tan positivo y pueda disfrutar del resto de sus días retozando en el pasto junto con sus nuevos amigas.