Una anciana nativa americana conmueve a un conductor con su historia

Lo que presencia este conductor en Martinsburg, West Virginia (EE.UU.) muestra la importancia de prestarle atención a los que nos rodean. Cuando este hombre vio a una anciana por la calle una mañana, paró el coche para comprobar si todo iba bien.

Un poco preocupado, condujo acercándose a la mujer, bajó la ventanilla del coche y le preguntó si se encontraba bien. La señora contestó que iba de camino a la tienda... en Hedgesville. "Estaba muy sorprendido, se tarda 10 minutos en coche en llegar a Hedgesville desde donde estábamos," cuenta el conductor. Intentando reprimir las lágrimas, la anciana explicó que ella era de Hedgesville, pero que después de que su hijo muriera, se había mudado a Martinsburg donde no conocía a nadie.

Queriendo ser amable con la mujer, el hombre le pidió que se montara con él en el coche. "Ella parecía un poco confundida, así que le pedí que entrara y le dije que podía llevarla a cualquier sitio que quisiera ir y que podía llevarla de vuelta a casa segura." Por suerte, la jubilada entró en el coche y le ofreció al conductor el trayecto más emocionante de su vida.

Le dijo que su nombre era Isabelle. Tenía 93 años y era nativa americana. También le contó al conductor cosas sobre su primer matrimonio, que tuvo lugar cuando sólo tenía 13 años, sobre sus cinco maridos, y sobre las montañas donde creció. "Era increíble, tan viva y de buen humor", recuerda el hombre.

Con todas esas emocionantes historias que Isabelle le contaba, el trayecto a Hedgesville se hizo casi fugaz. Su "chófer" la esperó frente a la tienda y se quedó pasmado cuando la anciana volvió al coche sólo con un tarro de café instantáneo. De camino a casa, Isabelle olvidó su dirección. "¿Sabes dónde vivo?", le preguntó, confundida, a lo que el amable conductor sonrió y dijo: "No, pero sigamos conduciendo. Quizás te acuerdes durante el camino".

En el trayecto a casa, ella recordó cuando trabajaba en una granja a los 12 años. Conoció a su primer amor allí, en el huerto, pero su relación fue imposible porque salir con una "chica roja" estaba prohibido.

Cuando por fin llegó a casa, la anciana miró al hombre que le hizo de chófer una vez más y dijo, "no sé de dónde vienes, pero quiero darte las gracias". El conductor se conmovió y le dio a Isabelle su tarjeta, diciéndole que podía llamarle si necesitaba ayuda. 

"Probablemente nunca más sepa de Isabelle, es posible que nunca la vuelva a ver. Pero ella me ha dado una de las pequeñas aventuras más increíbles permitiéndome viajar al pasado para experimentar las historias de su vida. Espero que Isabelle esté bien, y que sepa que es increíble y que dejó huella en mi vida".

Es agradable ver que hay personas como este conductor que no denigran a los más mayores, sino que les ayudan y les escuchan. Si quieres escuchar las historias que otros quieren ofrecerte, vas a dejar pasar una experiencia maravillosa. 

Comentarios

Más de Nolocreo