Trucos para que los insectos te dejen tranquilo
El sol brilla, las flores florecen y las abejas vuelan por tu jardín. Pero no todos los insectos son tan útiles como las abejas. Nuestra tolerancia hacia los bichos se pone a prueba cuando los caracoles se comen nuestra ensalada, los pulgones se instalan en nuestras flores y los topos estropean nuestro perfecto césped verde. Por suerte tenemos unos cuantos trucos para librarnos de ellos usando métodos naturales. Después de todo, no quieres contaminar el suelo en el que plantas con químicos agresivos.
Los pulgones son una plaga que tarde o temprano llegará a tu jardín. Si te envuelves las manos en cinta adhesiva (con la parte que se pega hacia fuera) y las pasas por tus plantas, podrás llevarte a esta plaga por delante. Seguramente deberás repetir el proceso varias veces para reducir el número de bichitos.
Para que las babosas no pululen por tu jardín, puedes poner agujas de pino alrededor. A estas criaturillas no les gusta el olor, y no pueden arrastrarse bien con las agujas delante. También puedes poner un vaso de cerveza al lado de cualquier planta que se estén comiendo. El olor atrae a las babosas y se ahogarán en el líquido. Se recomienda usar este método en primavera, antes de que la población de babosas crezca demasiado.
Y si quieres usar un método del que la madre naturaleza estaría muy orgullosa, suelta algunos caracoles por tu jardín, ya que les gusta comerse a las babosas. Pero ojo: a los caracoles también les gusta dar mordisquitos aquí y allí. Pero menos que a una babosa, que se comen todas las hojas.
Si las hormigas corretean por tu jardín, usa dientes de ajo o cáscaras de limón. Otra opción es plantar lavanda, que además de ser bonita repele a los mosquitos y a los pulgones.
Donar sangre está bien y deberías hacerlo siempre que puedas. Pero a los bancos de sangre, no a los mosquitos. Estos minivampiros odian el olor de las plantas de tomates. Y si ya te han picado, mezcla una cucharadita de sal con agua fría y póntela en la picadura. Te ahorrará horas arrascándote.
Flickr/U.S. Department of Agriculture
Pocos insectos son tan... "insistentes" como las avispas. Para que no se te acerquen, pon unos granos de café en un contenedor ignífugo y préndele fuego. Cuidado con tener algún líquido azucarado fuera, ya que atraen plagas innecesarias. Si ya te ha picado una, pon un cubito de azúcar húmedo encima. Esto te quitará algo del veneno del sistema. Poner media cebolla en la picadura también es bueno.
Si los topos te están destrozando el jardín, puedes poner algo de aftershave por los agujeros. El fuerte olor disuadirá a los animales sin hacerles daño. Otros olores como el ajo o el rábano también funcionan. Pero ojo, a los topos les gusta perseguir a otras plagas y aflojan la tierra, lo que puede ser bueno. Igual prefieres mantener a este amiguito peludito como aliado. Lo malo es que hacen montículos poco atractivos en la hierba. Pero eso también puede ser útil porque la tierra que queda al aire es perfecta para tus macetas, ya que viene de una parte profunda llena de nutrientes que a los humanos nos cuesta alcanzar. Lo dicho, piénsatelo dos veces antes de tacharlos como enemigos.
Y siguiendo con esa idea, podrías crear un hábitat con animales que te pueden ser útiles, como los erizos, los pájaros o las ranas, a los que les gusta perseguir bichos. Si tienes setos, montones de piedras, esquinas recubiertas de vegetación o un pequeño estanque, puede que estos animales se unan a tu causa antibichos ya que les estarás dado un lugar en que vivir. Con un poco de suerte pagarán el precio del alquiler con su trabajo.
Y por último, las ratas y ratones. Si tienes muchos de estos por tu jardín, el mejor consejo que te podemos dar es que llames directamente a un profesional. Lo mismo con los nidos de avispas o abejas. ¡No los toques tú mismo!
Lo más importante es que seas respetuoso con los animales, ya que la mayoría tienen cosas positivas que aportar a tu jardín. Deberías considerar qué animales dañan las plantas de tu jardín, como las babosas o los pulgones, y cuáles solo lo estropean un poco, como los topos o las hormigas.