El mismo perro muerde dos veces a una niña pequeña

El perro es el mejor amigo del hombre; asiduos a nuestra página habrán leído muchas historias que así lo demuestran. Pero eso no quita que haya que tenerle respeto a estos animales, especialmente cuando los más pequeños de la familia están alrededor. Emily Richardson, madre de una niña llamada Evy, nos advierte del potencial peligro compartiendo con nosotros su historia.

Durante las vacaciones de Semana Santa, Emily llevó a Evy a casa de su abuela. A pesar de que el abuelo había muerto el año anterior, la familia quiso continuar con la tradición norteamericana de esconder huevos durante el domingo de Pascua de Semana Santa. Esta consiste en decorar huevos de chocolate y esconderlos para que los niños los busquen por todos los lugares de la casa. Nadie se imaginaba las terribles consecuencias de este inocente juego.

Evy, a sus dos añitos, ya era capaz de recolectar huevos en su cesta y estaba muy contenta de hacerlo. Pero cuando se acercó a buscar huevos cerca de un jaula donde el perro de su tío estaba encerrado y atado, pasó algo que la marcaría para siempre. La niña estaba hablando con el perro, y aunque su madre la vio no pensó que fuera a ser peligroso. Pero entones la niña empezó a gritar y estaba cubierta en sangre: el perro le había mordido la cara a través de la verja. 

Corriendo, la socorrieron con una toalla y la llevaron al hospital más cercano, que estaba a 20 minutos de distancia. El médico determinó que el colmillo del perro le había desgarrado la mejilla: la pequeña Evy necesitaría cirugía plástica, incluyendo 20 puntos de sutura.

Un año más tarde, la pequeña estaba recuperada, aunque aún no podían exponerla mucho al sol. Los padre de Evy pensaban que lo peor ya había pasado. Pero, mientras estaban de mudanza, la dejaron una noche en casa de la abuela. A la mañana siguiente, cuando Emily y su marido estaban pensando en recoger a su hija, recibieron una fatídica llamada.

La abuela les dijo que Evy había estado jugando en el patio donde tenían al perro de su tío. Ellos no sabían que ese perro seguía allí. Una vez más, la pequeña había confiado en el animal, y este le volvió a morder. Y esta vez era aún más serio: "Mi hija tenía la cara destrozada. Le salía sangre de un ojo y de la mejilla, y tenía los músculos de la cara expuestos; parecía un película de miedo", recuerda Emily, horrorizada, de cuando fue a ver a su hija al hospital tras el incidente.

Las heridas eran tan serias que tuvieron que trasladar a Evy a un hospital infantil especializado. "Mientras iba en la ambulancia con mi hija sedada, con la cara echa polvo y sangrando, me puse a llorar. ¿Cómo podía haber pasado algo así? Sentí que había fallado como madre", confiesa Emily. 

Por suerte, en el hospital infantil había especialistas en hacer cirugías a niños que han sufrido accidentes o quemaduras. No tardaron en darle el alta, pero a Evy le quedaba un largo camino por recorrer. Al poco tiempo, le salieron unos granos verdes por la superficie de la herida; estos eran bacterias que salían cuando su cuerpo intentaba luchar contra una infección. Esto requirió que ingresaran a Evy durante 3 días.

En total, tuvo que someterse a cuatro operaciones. Al despertarse, en cada una de las operaciones, le preguntaba a la enfermera "¿Sigo siendo una princesa?". "Nos aseguramos de que ella sepa que es una princesa; la más valiente que conocemos", dice Emily, orgullosa.

Y duramente meses, tuvieron que luchar contra las secuelas psicológicas del ataque. Evy no podía dormir por las noches y se despertaba constantemente gritando asustada. Estaba afectada por un serio caso de trastorno por estrés postraumático por el que necesitó ir a terapia. Ahora sigue con su recuperación a paso firme, y esperamos que con el tiempo pueda recuperarse por completo.

En cuanto al perro, lo tuvieron en cuarentena durante 10 días para observar algún posible comportamiento violento. Como no lo encontraron, se lo devolvieron a su dueño, el tío de Evy. Le pusieron una pequeña multa y le hicieron colgar un cartel de 'Cuidado con el perro".

Lo cierto es que nunca es buena idea dejar solo a un niño tan pequeño con un perro desconocido. Los animales a veces se asustan de los niños, ya que se suelen mover rápido y eso los pone nerviosos, o estos pueden hacer cosas que molesten al perro, de forma que sienta que necesitan defenderse. Por estos motivos, ten mucho cuidado cuando tus hijos jueguen con un perro que no sea el tuyo, ya que tenerles siempre un ojo encima puede salvarlos de una tragedia similar a la que le pasó a Evy, de la que ahora su madre Emily nos advierte a todos.

Créditos:

daxtonsfriends

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