Mito: Brujas robaban penes y los mantenían como mascotas

Era el año 2000 y unos arqueólogos de la Toscana, en el centro de Italia, no podían creer lo que acababan de descubrir. Se trataba de un mural del siglo XIII que representaba un gran árbol con mujeres a su sombra cosechando los frutos que colgaban de él. Pero cuando miraron de cerca qué era exactamente lo que crecía en ese frondoso y majestuoso ejemplar vieron que se trataba de… ¡decenas de penes!

Así es, penes junto a sus respectivos testículos y en evidente estado de excitación era lo que se mostraba en este mural histórico. ¿Y quiénes eran esas osadas que los arrancaban sin miramientos? Pues nada más y nada menos que los seres más temidos en Europa durante el Renacimiento: brujas.

Si bien el mito empezó durante la Edad Media, no fue sino hasta el Renacimiento y con la Inquisición que la histeria en contra de las brujas alcanzó su punto más alto. Se estima que durante esos siglos fueron asesinadas entre 60.000 y 5 millones de mujeres acusadas de utilizar hechicería para su beneficio. Los más asustados eran los hombres, y claramente con algo muy específico… su virilidad. 

El odio extremo hacia las mujeres se materializó en el libro Malleus Maleficarum, que publicó el alemán Heinrich Kramer, un manual para identificar brujas y que establecía cuál era el castigo que debían recibir al ser capturadas. Uno de los capítulos más curiosos del libro tiene que ver con la desaparición y secuestro de los genitales de los hombres que tenían contacto con ellas.

Según Kramer, existían tres métodos en los que una bruja podía robar el miembro de un pobre hombre. Los dos primeros consistían en hacerlo desaparecer, mientras que el tercero (y más macabro) consistía en llevárselo a su casa y mantenerlo como mascota, alimentándolo con avena y cereales. También se mencionaba estos curiosos "árboles de penes", como el del mural italiano.

No entendemos por qué una mujer querría hacer algo así, pero parece que era suficiente creerlo para llevar a la hoguera a millares de personas inocentes. “¿Qué vamos a pensar de esas brujas que de alguna manera tienen miembros en grandes cantidades, veinte o treinta, y los encierran juntos en un nido de pájaros o en alguna caja, donde se mueven como miembros vivientes, comiendo avena y otros alimentos? Esto lo han visto muchos y es un tema común de conversaciones. Se dice que está todo hecho por obra del diablo”, escribía Kramer. 

Lo cierto es que hay múltiples registros históricos y artísticos de brujas, monjas o mujeres cosechando penes, cuidándolos como mascotas y alimentándolos. Nos parece una locura ahora, pero fue algo que se consideró 100 % verídico durante al menos los 3 siglos en los que las mujeres fueron cazadas en una campaña organizada impulsada por toda la sociedad, no solo por católicos. 

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Por suerte, estos horrores ya son cosa del pasado. De hecho, nunca más se ha escuchado hablar de mujeres que tengan tales capacidades. Y quizás sea para mejor, porque ya me imagino la cantidad de personas que pagarían por disponer de habilidades similares para vengarse o darle una buena lección a alguien. ¡Mis amigas estarían felices!

Créditos:

Cultura Inquieta

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