La niña de 4 años casi pierde las piernas ¡por una simple varicela!

La pequeña Bo August, de tan sólo 4 años de edad, originaria de Inglaterra, es un verdadero torbellino y le gusta ser la que manda cuando juega. Pero, de un día para otro, su vida dio un giro para peor. En febrero de 2015, enfermó de varicela y sus padres, Julia y Dan, no sospecharon nada malo en un primer momento. Pero poco después, se dieron cuenta de que su hija estaba teniendo problemas para andar.

Una mañana, su hija se levantó con unos misteriosos hematomas por todas las piernas e incluso en las plantas de los pies. Los padres la llevaron inmediatamente al hospital. Allí le diagnosticaron a Bo una enfermedad rara: "púrpura fulminante o meningococemia". Se trata de un trastorno trombótico agudo y a menudo letal que se manifiesta a través de manchas de sangre, hematomas y decoloración de la piel debido a la coagulación de la sangre, que en los peores casos puede llevar a la muerte en pocas horas.

La pequeña Bo fue trasladada inmediatamente a la UCI. "Le pregunté al doctor si corría un peligro mortal, y él me dijo que podía quitarle la vida o que podrían tener que amputarle las extremidades", cuenta la madre de Bo. Los padres tuvieron que asimilar el cruel hecho de que su hija pudiera perder las dos piernas, o aún peor, su propia vida. Las defensas del cuerpo de Bo ante la varicela causaron serias complicaciones, que hicieron que el pequeño cuerpo de la niña bloqueara el flujo de sangre. Bo recibió un cóctel con 12 medicamentos diferentes, varias transfusiones de plasma y tres injertos de piel. 

Bo estuvo 10 semanas ingresada en el hospital, sentada en una silla de ruedas, y tuvo incluso que aprender a andar de nuevo. Pero sobrevivió a la enfermedad y la alegre niña consiguió mantener ambas piernas. Sin embargo, no podrá olvidar esta experiencia traumática en mucho tiempo, y hoy en día tiene que usar medias de compresión durante un año.

"Quiero dar a conocer esta enfermedad, porque es la pesadilla de cualquier padre que le digan que su hijo puede morir o perder partes del cuerpo debido a la varicela", dice la madre de Bo.

Mientras tanto, Bo vuelve a ser una niña sana y va a la guardería como siempre. Está tan segura de sí misma, que incluso le muestra sus cicatrices a sus amigos. Sus padres, sin embargo, probablemente nunca podrán olvidar el hecho de que casi pierde las piernas. Y sólo por una simple e inofensiva enfermedad infantil. 

Créditos:

upsocl

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