Los asesinos en serie más despreciables en la historia de Alemania

Advertencia: el siguiente artículo contiene descripciones muy explícitas que podrían perturbar a a algunos lectores. 

A menudo nos enteramos de crímenes horribles que nos dejan totalmente conmovidos. Pues bien, los siguientes actos de extrema violencia son un ejemplo perfecto. Aunque estos crímenes sucedieron hace mucho tiempo y en otro lugar, leer sobre ellos seguramente te pondrá la carne de gallina. Estos son los asesinos en serie más despreciables de la historia de Alemania...

Jürgen Bartsch

 

Jürgen Bartsch fue conocido como el "Asesino del Carnaval". Nació en 1946 y pasó casi toda su complicada infancia en centros de acogida. A los 16 años, empezó a secuestrar a chicos jóvenes, a los cuales atacaba sexualmente y luego mataba. Entre 1962 y 1966 asesinó a cuatro niños:

31 de marzo de 1962: Klaus Jung, 8 años

6 de agosto de 1965: Peter Fuchs, 13 años
14 de agosto de 1965: Ulrich Kahlweiß, 12 años
6 de mayo de 1966: Manfred Graßmann, 11 años

La quinta víctima de Bartsch se las arregló para escapar y dio aviso a las autoridades. Bartsch fue arrestado y poco tiempo después confesó sus crímenes; declaró abiertamente que abusar de los niños había sido sexualmente excitante. Bartsch fue sentenciado a la castración para mantener sus impulsos sexuales bajo control. Sin embargo, debido a algunas complicaciones causadas por el procedimiento, murió en prisión en abril de 1976.

Joachim Kroll

Joachim Kroll cometió sus terribles delitos no muy lejos del lugar donde Jürgen Bartsch había perpetrado sus asesinatos. Nadie sabe exactamente a cuánta gente mató en realidad, pero una cosa es cierta: en los alrededores de Duisburg mató entre 8 y 14 personas y después se comió sus cuerpos. En la década de 1970, Kroll trabajaba como limpiador, y los demás lo consideraban un poco raro pero inofensivo. Nadie pudo imaginar que había un asesino sin piedad detrás de esa apariencia tan normal.

Lo capturaron en 1976 cuando arrojó al inodoro los miembros del cuerpo de una víctima de 14 años. Cuando la policía irrumpió en su apartamento, descubrieron algo terrible: "el Devorador de Humanos" había estado cocinando partes del cuerpo de su víctima. La policía quitó la tapa de la olla que estaba sobre el fuego y se encontró con pies humanos, un trozo de brazo inferior y otro de la parte superior. Kroll se negó a confesar sus crímenes. Fue sentenciado a cadena perpetua. Murió en prisión de un infarto en 1991.

 Marianne Nölle

Los hombres no son los únicos capaces de cometer asesinatos en serie, y Marianne Nölle es la prueba de ello. Nació en 1938 y se hizo terriblemente conocida como el "Ángel de la Muerte de Colonia". Mientras trabajaba como cuidadora en un asilo para ancianos, asesinó al menos a 17 personas, pero negó una y otra vez haberlo hecho. A pesar de sus protestas, una investigación demostró que entre 1984 y 1992 mató a muchas personas a las que supuestamente tenía que cuidar. Su arma asesina consistía en un veneno que inyectaba a sus indefensas víctimas. Nölle fue sorprendida por casualidad cuando una de las familias la acusó de robo ante las autoridades. Actualmente sigue en prisión, y aún se desconoce el número total de sus víctimas. 

Karl Denke

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Karl Denke, también conocido como "Papá Denke", aterrorizó a una región en el oeste de Alemania a finales del siglo XIX. Se ganó su sobrenombre por ayudar a las personas sin hogar y, en general, a las más necesitadas, a las que siempre ofrecía comida caliente. No obstante, cuando las puertas de su refugio se cerraban, algo muy diferente y siniestro sucedía. Su oscuro secreto salió a la luz cuando un indigente logró escapar de la casa de Denke a pesar de estar malherido. Cuando registraron la casa, la policía encontró más de 420 dientes humanos, 480 huesos y diversos platos preparados con carne humana curada con sal. Los investigadores sintieron náuseas cuando se dieron cuenta de que Denke había matado y comido, por lo menos, a 42 personas. Para frustración de todos, Denke no recibió el castigo que se merecía. Antes de su juicio, se las arregló para colgarse en su celda. Hasta la fecha, sigue sin quedar claro de cuántas muertes es responsable. 

Carl Großmann

Carl Großmann fue un asesino en serie que se cobró la vida de muchas personas en Berlín, entre 1988 y 1922. Aunque solo fue condenado por dos asesinatos, las autoridades tenían razones para sospechar que había matado entre 23 y 100 personas, lo que lo convertiría en el asesino en serie con más víctimas en toda Alemania. Su sangrienta "carrera" empezó cuando solo tenía 16 años. Después de ser despedido por hacerle insinuaciones inmorales a la esposa de su jefe, Großmann se mudó a Berlín, donde fue arrestado varias veces por agresiones y delitos sexuales. Finalmente abrió una cafetería, que usaba para atraer a chicas jóvenes que buscaban trabajo. Les prometía un puesto como empleada del hogar para llevarlas hasta su apartamento, donde las estrangulaba hasta la muerte. La policía comenzó a sospechar de él al encontrar miembros humanos cerca del canal próximo a su apartamento. Finalmente, Großmann fue capturado cuando los vecinos escucharon gritos que provenían de su apartamento y llamaron a las autoridades. Cuando entraron al lugar donde vivía, lo encontraron lleno de cuerpos descuartizados. Solo confesó tres muertes, pero era evidente que no solo había asesinado a sus víctimas brutalmente, ¡además se había comido la carne, e incluso la había usado para los bocadillos de su negocio! Großmann se ahorcó en su celda antes de que lo condenaran y se llevó todos sus demás macabros secretos a la tumba. 

Fritz Haarmann

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Fritz Haarmann ha pasado a la historia como "el Vampiro y Caníbal de Hannover" (también conocido como "el Carnicero de Hannover), por haber matado a 24 chicos entre 1918 y 1924. Junto con dos cómplices, solía merodear la estación principal de Hannover en busca de víctimas potenciales. Cuando veía un chico, empezaba una conversación y luego lo invitaba a su casa. La sexualidad de Haarmann había sido una fuente constante de frustración en su vida, y usaba a sus víctimas para liberarse de sus fracasos de una forma extremadamente violenta. Les abría la garganta a mordidas, cortaba su cuerpo en muchas partes e incluso se alimentaba de su carne. Debido a que Haarmann había trabajado como informante de la policía, pasó mucho tiempo antes de que empezaran a sospechar de él. Finalmente, el dueño de una tienda cerca del apartamento de Haarmann notó que con frecuencia chicos muy jóvenes entraban en el edificio pero nunca salían. La policía empezó a vigilarlo y lo sorprendió a punto de acabar con otra víctima. Al parecer, Haarmann sintió un gran alivio cuando lo arrestaron y supuestamente afirmó: "Matar no es divertido". Fue sentenciado a muerte, un destino que para él era la salvación de su constante tortura provocada por la ansiedad por matar, pero nunca se consideró culpable. Cuando llegó el día de la ejecución, disfrutó tanto de su comida que incluso pidió una segunda porción. Pocas horas después, fue ejecutado en la guillotina, y su cabeza decapitada fue donada para investigación científica.

Fritz Haarmann's (The butcher of Hanover) preserved head he is believed to be responsible for the deaths of 27 boys & young men (1918-1924) pic.twitter.com/W6BKd79EdE

Es aterrador pensar que estas personas pasaron desapercibidas durante tanto tiempo y fueron capaces de cometer crímenes tan terribles. Todo esto nos hace preguntarnos qué se oculta detrás de esas apariencias de "gente normal" que nos rodean. Por fortuna, los métodos de investigación han mejorado drásticamente, y es muy poco probable que un asesino de este tipo pueda escapar de la justicia por mucho tiempo.

Créditos:

Wikipedia

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